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La Psicología sostiene que el amor verdadero no se trata de un sentimiento pasajero o superficial, sino más bien de una experiencia emocional duradera y significativa.
Esta retrospectiva nos permitirá apreciar la diversidad y la universalidad de este sentimiento a través de los siglos.
Admirar a la pareja por sus cualidades, logros y fortalezas es esencial en una relación amorosa. La admiración mutua fomenta el crecimiento particular y refuerza el vínculo entre ambos.
¿Qué reflexiones psicológicas se pueden hacer acerca del amor verdadero y su impacto en el bienestar emocional?
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Es encontrar a alguien que te hace crecer, que te reta y te motiva a ser una mejor versión de ti mismo.
Reciprocidad: El amor verdadero es recíproco. Ambas partes se aman y se cuidan mutuamente. No se trata de un amor unidireccional.
Al contrario de lo que solemos pensar, no es sano emparejarse tratando de que el otro llene los vacíos y huecos de nuestra alma. Esa tarea corresponde únicamente a cada uno de nosotros.
Aquí reside la famosa creencia de que el amor verdadero perdona porque respeta las diferencias, persevera en la relación mediante reconciliaciones porque sabe que ambos quieren resolver los problemas y ultrapasar el dolor inicial.
Es ser una pareja de baile que se desliza con ritmo y armonía creando nuevos movimientos para sortear juntos mil y una dificultades.
Superar estos obstáculos requiere un esfuerzo consciente por parte de ambos miembros de la pareja, comprometiéndose a cultivar y nutrir el amor verdadero.
Por eso preferir en vez de necesitar tiene como consecuencia directa otorgarle más valor a la persona que queremos, pues la valoraremos por quién es y no por lo que nos aporta.
Es un estado emocional y mental que se construye a lo largo del tiempo, y requiere de un compromiso sincero y duradero por parte de ambos miembros de la relación.
Apoyo: Apoyarse mutuamente en las buenas y en las malas es un signo check here de amor verdadero. Este apoyo incondicional puede ser emocional, fileísico o incluso financiero.